Serena y Sky el gato de las estrellas
Serena era una jovencita morena rubia. Ella amaba ver los atardeceres desde el techo de su casa con Sky.
Sky había llegado a su casa una tarde de septiembre mientras ella distraída observaba el arcoíris el cual se había formado después de una tormenta. Serena miraba atenta los colores cuando de repente escuchó una voz decirle; Hola, me llamo Sky, he venido para hacerte compañía y para apoyarte en tu camino en los siguientes años. Por un tiempo estaré en forma de gato y luego pasaré a ser éter, es decir, no podrás verme pero podrás sentirme siempre cerca como en este momento.
Serena se quedó sorprendida, y luego la observó con emoción y curiosidad, admiraba sus bellos ojos azules y su pelito también azul y desordenado.
Justo hace unas semanas Serena había soñado con Gabe y Mike quiénes eran dos personajes recurrentes en sus sueños, tenían alas muy grandes y siempre soñaba con ellos cuando algún acontecimiento importante estaba por ocurrirle. Pues en el sueño le habían dicho a Serena que pronto llegaría ayuda, que estuviera atenta y preparada.
Unos días atrás Serena lloraba ya que estaba pasando por un momento difícil en su colegio.
Los pondré en contexto. Serena era hermosa, tenía una piel morenita como el café, su cabello era de color dorado como el sol y sus ojos eran oscuros, hermosos y profundos como el chocolate aunque a veces eran del color de la miel.
Ahora que ya tienen una idea de cómo es ella, les contaré; En el último año Serena había pasado por un gran cambio, sus padres habían decidido que era tiempo de mudarse a otra ciudad, incluso a otro país! Querían cambiar el rumbo y hacer las cosas distintas después de toda una vida viviendo en la misma ciudad, así que fueron en busca de un lugar un tanto diferente en el que además estarían más cerca de Madre Gaia. Ellos anhelaban recuperar su cercanía y conexión con el espíritu de la tierra, con su propio corazón y con la vida, algo que recordaban muy bien de su infancia pero que con el paso de los años y las responsabilidades fueron olvidando.
Así que el momento había llegado y aunque prepararon a Serena durante casi un año para hacer aquel cambio de hogar, para ella estaba siendo un poco confuso y estaba triste porque en aquel lugar donde en un futuro cercano haría nuevos amigos, el clima era diferente, los colores eran diferentes y hasta las personas eran diferentes, pero no por fuera o en apariencia, lo que Serena veía en ellos diferente era adentro, en el alma, en esos colores que ella podía leer alrededor de las personas pero que los demás no podían ver.
Serena había nacido en Atlaia, la misma ciudad en la que habían nacido sus padres. Atlaia, estaba en el centro del mundo y era conocida por la diversidad y el respeto con el que sus habitantes convivían. En esta ciudad todos eran distintos y Serena no era la excepción. Ahí tenía muchos amigos y aunque todos eran de diferentes colores, los tonos mas predominantes eran los hermosos casi negros con la piel como marfil y los blancos con la piel atalcada como la luna, también estaban los que eran color violeta como el atardecer, los verdes como los troles, los amarillos como el aguacate, los marrones como el chocolate, los azules como los ojos de Sky.
En fin, habían personas de todos los colores que convivían con amor en aquella maravillosa ciudad. Aunque en Atlaia la mente de las personas funcionaba de esa manera tan armoniosa, la gente de las otras ciudades no estaba acostumbrada a ver lo diferente. Pensaban que todos debían ser del mismo color ya fueran las ciudades donde eran de color blanco y creían que todos debían ser así, las ciudades donde todos eran de color negro y grises, las otras donde eran marrones o amarillos todos tenían esta misma creencia, así que no se juntaban entre ellos.
Así entonces Serena había llegado junto con sus padres a una de estas ciudades y los niños en el colegio la miraban de forma muy curiosa y le decían cosas que la hacían sentir mal. Le preguntaban que porque era tan morena o tan diferente, así que al llegar a casa todas las tardes Serena lloraba, sus padres la acompañaban y le explicaban que con el paso del tiempo el corazón de todas las personas se abrirá y recordarán que adentro todos somos iguales sin importar el color de la piel, de los ojos, el cabello o de la ropa, que es lo que es nuestro cuerpo en realidad, nuestra ropa para esta vida. Todos somos en esencia un alma llena de luz que se logra ver cuando conseguimos borrar todas esas creencias y construcciones de la personalidad que nos dio a lo largo de nuestra vida el entorno que nos rodeó. Pero Serena hija tendrás que tener paciencia y en vez de tomarlo personal debes entender que las palabras de aquellos niños solo son producto de las cosas que crecieron escuchando de sus padres y adultos a su alrededor los cuales no tuvieron el privilegio de rodearse de personas distintas a ellos. Con el paso del tiempo entenderán. Dijo su madre a Serena.
Entonces volvemos al principio de la historia. Aquella tarde mientras Serena observaba el arcoíris con esos hermosos colores que le recordaban a sus amigos de su antigua ciudad y Sky le hablaba, ella entendía con más claridad toda la situación que estaba viviendo, entendió que había una razón para todo y entendió también que misión había venido a realizar en esta nueva ciudad. Miró con mucha alegría a Sky diciéndole; te había estado esperando, tenemos mucho por hacer, a lo que Sky respondió; ellos entenderán, con amor abrirán los ojos del corazón el que es capaz de ver lo esencial.
Así que Serena empezó a ver las cosas de una manera diferente y al ir con una actitud de confianza y seguridad en sí misma a su colegio y con la convicción de que lograría su misión en aquel lugar, sus nuevos compañeros también empezaron a verla de forma distinta y a interesarse por su cultura y costumbres. Con el paso del tiempo muchos de ellos habían entendido lo hermoso que es ser diferentes y aceptarnos y respetarnos unos a otros sin importar nuestra raza o color.
Una comprensión nueva de la vida que se fue extendiendo a los padres de aquellos niños, a sus amigos y familiares como una gran cadena de la que pronto todos los habitantes de aquella ciudad formaron parte. Luego hasta querían conocer a más personas de los otros colores y empezaron a viajar hacia Atlaia para aprender de sus habitantes y sorprenderse con la belleza de la tolerancia que existe entre ellos. Todos tomaron el ejemplo de ser como Atlaia la ciudad de la diversidad, el amor, la tolerancia y el respeto.
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